Roba estesa per Nadal



Pujo al terrat per penjar roba i m'hi trobo el sergent Hayden posant agulles a mitjons llargs i curts, a pijames seus talla XL i d'altres petits dels seus fills amb dinosaures al pit. També penja a l'estenedor peces indesxifrables de la seva dona (jo no sabria per on agafar-les amb les pinces). Semblen samarretes, però porten tirants i un és més curt que l'altre. Un jeroglífic fashion. Omple tres cordills amb roba de coloraines.

Deixo el cubell a terra i penjo tres parells de mitjons negres, tres calçotets negres i tres samarretes negres (encara no he redecorat la meva vida). Quan he acabat, ell encara està a la meitat de la bugada. És el que comporta tenir família.

Parlem de futbol, dels cent vint euros que ens han tocat per la grossa de Nadal en un número que compartíem, d'un conte que ens publicaran a la dona dels mars del sud i a mi en una revista per a infants...

L'espero per baixar als pisos de sota on dormen la seva dona, el petit Hayden i el petit faraó Nil, no fos cas que atraquessin aquell sergent dels Mossos d'Esquadra que fa gairebé metre noranta. A casa meva no hi ha ningú per esperar-me perquè la dona dels mars del sud i el gos Bruc han marxat cap al seu país per passar les festes. Així que no tinc pressa i fumo una cigarreta mirant els balcons farcits de llumets de Nadal, mentre el cunyat acaba de penjar calces i sostens en aquella foscor del terrat de Roger de Flor.

Observo els patis nocturns, el carreró sense cotxes. Escolto tot aquell silenci i penso que feia temps que no em sentia tan bé en un lloc. Feia temps que no era tan feliç com ara.

Per això us puc desitjar un Bon Nadal, sense que sembli un tòpic. Espero que el vostre sigui com a mínim com el meu.

Javi



Este año los Reyes Magos te han traído carbón. Encima es del que no se come. Supongo que hubieras preferido ese gato negro como regalo. Le consultaste a Silvia en agosto si os lo quedabais o lo dejabais en la protectora. No sé qué hicisteis al final. También te hubiera gustado una batería nueva para seguir haciendo ruido (me quedó pendiente escucharte en directo con tu grupo metalero en un local pequeño de l'Empordà). O hubieras sido feliz con un billete de avión a Bauru, para regresar allí en verano, cuando los tucanes anidan en los árboles frente a esa ventana de la calle Marcondes Salgado.

Hablando de Brasil, fui a recoger a Thais al aeropuerto, espero que no te importe (nuestros abrazos de bienvenida siempre son de amigos, ya lo sabes). Estaba guapa y llevaba el anorak plateado de cuando nos conocimos los tres en la plaza Joanic, ya hace tiempo. Tenía prisa por venir a verte. Así que tropecé varias veces mientras intentaba arrastrar su maleta big-size por los pasillos de la T-4, en busca de un taxi. Esta vez no se rió de mis torpezas.

Viajamos en tren a tu tierra, y a ella le faltaba paciencia porque le parecía que circulábamos muy lento por esas vías entre prados y vacas estabuladas. En Girona pidió otro taxi para llegar a su hotel. No podíamos esperar un bus interurbano porque cada minuto era válido para vosotros.

Subió a su habitación para asearse un momento y yo me quedé fumando en el jardín. Silvia me llamó por mi nombre. Se acercaba por un caminito entre setos, con vuestro padre tras sus pasos decididos. Recordaba a tu hermana de cuando el invierno pasado vinisteis los dos a la presentación de un cuento para niños que había escrito con la mujer de los mares del sur. Siempre recordaré que bajarais de Girona para que en aquella sala hubiera un poco más de calor humano. Guardo un clip que alguien grabó con su teléfono móvil de ti jugando con el pequeño Hayden y el pequeño faraón Nil. Parecéis tres gamberros en aquel vestíbulo de la editorial.

Me gustó conocer a tu padre. Su cara es de buena gente, como la de toda tu familia (tienes suerte de haber pasado treinta y seis años con ellos). Lo imaginé cuidando su huerto con Thais a su lado el verano pasado. Hablamos un poquito en el coche, mientras él conducía en dirección al hospital de Salt. Allí todo era blanco. Thais estaba a punto de llegar a su destino después de un vuelo transoceánico de muchas horas, un trayecto en tren por Catalunya y un viaje interior para el que estaba preparada, aunque muchos creyeran que no. Silvia arrancó un brote de hierbabuena de una maceta, antes de entrar en tu habitación de la unidad de cuidados paliativos, para que la olieras.

Me quedé en el pasillo, mientras Thais estaba por fin a tu lado. Luego regresé a mi ciudad.

Una semana después, ella me llamó para decirme que los Reyes Magos te habían traído carbón, cuando había venido para darte esperanzas de gatos negros, de baterías y de tucanes. No sabe que fue tu último regalo de Reyes. Cruzó medio mundo para tomarte la mano esa semana de noviembre.

Fui a buscarla al tren de regreso a Barcelona. Esa noche, me enseñó todos los rincones que habían sido especiales para vosotros. Luego caminamos hasta la Ovella Negra y nos emborrachamos con sangría para recordar los viejos tiempos en que salíamos a callejear los tres por la ciudad, como gatos vagabundos. O las noches de messenger en que nos hacíamos compañía a distancia: ella en Bauru, tú en Verges y yo en Barcelona. Los eternos tímidos solitarios. Claro que yo sólo participaba de vez en cuando en esas tertulias de media noche.

Al día siguiente, Thais vino a comer a casa. La recogí en su hotel por la mañana. Estábamos un poco resacosos, pero caminamos veinte minutos con su maleta big-size y nos despejamos. La mujer de los mares del sur había preparado una mesa perfecta con manteles blancos frente al ventanal (creo que te caería bien esa chica elegante y discreta porque es como tú: vive para los animales, tiene creatividad y es otra eterna tímida solitaria). Tomamos sopa caliente, tortilla de patatas y albóndigas (que no habrías probado porque eres un vegetariano complicado -Thais te hubiera hecho bromas con eso). Me gustó que tu novia y la mujer de los mares del sur se cayeran bien. En esa mesa te habrías sentido relajado.

Por la tarde acompañé a Thais al aeropuerto. Estaba guapa y llevaba el anorak plateado de cuando nos conocimos los tres en la plaza Joanic, ya hace tiempo. Estuvimos una hora bebiendo café y hablando de ti. Parecíamos dos pollitos abandonados en esa mesa del Caffe di Fiore. Luego me dio un abrazo, espero que no te importe (nuestros abrazos de despedida siempre son de amigos, ya lo sabes) y se alejó por el pasillo de embarque. Hasta que la perdí de vista bajo los paneles que anunciaban aterrizajes y despegues con letras verdes. Había cruzado medio mundo para acompañarte en tu viaje y ahora regresaba a casa.

Dos días después, hablé con ella por Skype. Había llegado bien a Bauru y sus padres estaban tranquilos porque la tenían por fin en casa. Tu nick no estaba en verde en el chat y no pudiste participar en la conversación. Te la envío. Lo iré haciendo en el futuro cuando ella me cuente cosas bonitas que te harían sonreír.

Thais: como se llama el femenino de papa noel?
Joan: Mamá Noela?
Thais: si, hoy fui una mama noela
Thais: al menos me sentí una
Thais: te explico
Joan: A ver
Thais: aqui en brasil hay como un proyecto del correos
Thais: los niños escriben cartas al papa noel piediendo regalos
Thais: en general... escriben los niños más pobres
Thais: y la gente va al correos para adoptar una carta
Thais: cogí tres cartas
Thais: y como ya es casi navidad...solo habian cartas con regalos caros
Thais: muchas bicis
Thais: patines
Thais: etc..
Joan: Pero tienes que comprarlo tú?
Thais: si
Thais: pues antes...lees las cartas y eliges
Thais: oye...si ahora solo hay regalos caros..es pq la gente ya adoptó las cartas que piden regalos baratos!
Joan: Entiendo.
Thais: y esos se quedaran sin regalo
Thais: cogí tres
Thais: juan de 6 años, quiere un muñeco de los transformers
Thais: pues...compré
Joan: Qué regalos son los otros dos?
Thais: una niña de 10 pidió al papa noel una monster high
Thais: es la nueva barbie......pero version monstruo.... es mucho mas cara que la barbie... y decia en la carta que desde los 6 años que no tiene esta muñeca...que es su sueño y más no se qué...
Thais: tonces...la compré... y mira que es cara... me vale una crema francesa...
Thais: y la otra fue una niña de 6 que pidío una muñeca bebe
Thais: super cara...y claro...no compre... compre otra parecida y que habla
Thais: mejor que nada
Joan: Bueno, en la vida no todos los sueños se cumplen :(
Thais: ya.........
Thais: es que la otra chica espera por la monster hace años
Thais: y la otra solo tiene 6
Thais: y claro..no puedo yo comprar todo
Thais: y pensé...ser mama noela no es nada fácil

PD: Javi, ja veus que els xats són com els de sempre amb la Thais. Ella no es cansa de parlar i de donar vida. Diuen que reculls el que sembres, espero que sigui veritat. I també confio en escoltar-la encara molts anys més. Mentrestant, cuida tots els gats bonics del cel i després dorme bem.
PD2: La cançó te l'ha triat la Thais. Diu que t'agrada molt.